El
cartel que señalizaba en Libertador un icónico sitio para la memoria diciendo
"Ingenio Ledesma. Aquí se cometieron crímenes de lesa humanidad durante el
terrorismo de Estado" fue arrancado de su sitio. El irrisorio rumor puesto
a circular en Libertador de que Ledesma se mudaría a Brasil intenta alarmar a
una población dependiente del ingenio. Las citas de testimonios de
sobreivientes recortadas hasta la deformación se suceden una tras otra por
distintos medios de la ciudad en boca de altos representantes del ingenio. Una
marcha a favor del ingenio y en defensa del trabajo que se muestra tan
espontánea como las que tomaran por sorpresa a Videla en una plaza de mayo armada
hasta la paranoia.
Todo
esta exhibición en las vísperas y hasta el mismo día en que en los diarios
salieran publicadas las palabras de Blaquier cuando su indagatoria (por
violación de domicilio, privación ilegal de la libertad, tormentos y homicidio)
tiene un tufillo a gruesa pero orquestada campaña.
Pero
como todo no se puede preconcebir, no se esperaba que ese mismo jueves saliera
publicado en un diario de circulación nacional el testimonio del “coya”
Condorí, echando por tierra una de las tantas argumentalinas esparcidas por los
medios por el ingenio: que este testigo había dicho que la relaciones con la
empresa “eran buenas”.
Ya
sea por esta campaña gruesa, o por otra mucho más fina, el resultado de ello
terminó en otra muestra de la intolerancia y el abuso del poder. Pues la hija
del coya Condorí fue ayer jueves amenazada por un sujeto que esperó a que
saliera del colegio donde cursa inglés, acaso a sabiendas de que había dejado
su custodia en su casa con sus hijos, para bajar de su moto e increparla del
modo más vil: “a vos te andaba buscando” -dijo el condottieri- “decile a
tu viejo que se deje de hablar boludeces o lo cagamos matando”, y reincidió “y
a vos y a tus hijos”.
Entró
la hija del coya a la institución con el bravucón repartiendo más amenazas
hasta que solidarios maestros y alumnos se interpusieran entre ella y su
atacante.
No
es la primera vez que esto sucede en una fecha clave a un familiar del coya
Condorí, ex-sindicalista de Ledesma, ex-preso político, testigo en las causas
por la desaparición de Luis Aredez, Jorge Weisz, Carlos Patrignani y Crescencio
Vargas, así como querellante en una de las causas de Ledesma. Ya en mayo
denunciamos el intento de secuestro de su nieto en las vísperas a la
indagatoria de Lemos, ex-administrador del ingenio, y Blaquier, su dueño, y
antes para la culminación del documental jujeño “Nadie Olvida Nada”.
Por
supuesto que esto no amedrenta al coya, “si yo estoy vivo es por ellos”, “ahora
mi aporte en esta historia es contar lo que sé, soy muy creyente y creo que esa
es mi misión, para eso estoy aquí” dice con convicción y sinceridad.
Y
es que hoy por esas ironías de la historia el temor, el olfatear los barrotes y
la desesperación no surgen como amenazas para con los ex-presos políticos, sino
como claras advertencias para el Poder tras el poder durante la dictadura, para
el hoy autonegado amigo del “Querido Joe”.
Quizás
por esto los abogados de Blaquier se confundan ante la ironía, cuando
consultamos a Condorí si había dicho que las relaciones con la empresa “eran
buenas” él reprodujo más o menos su sutil testimonio: “las relaciones eran
buenas”, dice que contestó a la pregunta del abogado de la firma “las
relaciones eran buenas, y hasta llegábamos a algún acuerdo. Pero el problema es
que nunca eso se concretaba”, allí Aredez, Weisz, Patrignani, Vargas y el coya
iniciaron la lucha desde el sindicato, lucha que más temprano que tarde tendrá
ganada una gran batalla.
Colectivo Radio Pueblo
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